¿Cuántas veces no nos ha pasado que esa idea genial que desbloquea el problema que nos traemos entre manos nos llega en el momento de la ducha? Más allá del tópico, lo cierto es que hay una razón de peso para que esto ocurra así: al centrar nuestra atención en una tarea mecánica dejamos que las ideas de nuestro subconsciente fluyan con más libertad, sin estar tan dirigidas. Y de este modo acabamos encontrando conexiones entre los conceptos que son mucho más creativas, como ya destacaron los investigadores John Kounios y Mark Beeman en un estudio publicado hace ya más de una década.
Pero tranquilos porque no tenemos que resignarnos a ser creativos solo en la ducha. Esta manera de funcionar de nuestro cerebro nos da realmente una de las claves para desarrollar la creatividad. Podemos poner en práctica una serie de hábitos que nos ayudarán a liberar esta cualidad mental y que pueden entrenarse en el día a día.
- Relaja la mente: Como se ve en el ejemplo de la ducha, nuestro cerebro funciona mejor cuando no está sometido a presiones. Centrarse con demasiado ahínco en encontrar una solución o en desarrollar una idea hace que los pensamientos se queden bloqueados. Por eso ante una situación de bloqueo es mejor relajarse, hacer técnicas de meditación o dedicarse durante unos minutos a una tarea mecánica (ya sea ducharse, cocinar o dar un paseo corto). En segundo plano nuestra mente va a seguir trabajando y tendrá más posibilidades de encontrar la solución. Solo tenemos que dejar fluir los pensamientos.
- Aprende cosas nuevas: La creatividad puede definirse como la habilidad de encontrar relaciones entre elementos distintos para crear un elemento nuevo. Cuantos más conceptos diferentes tengamos en nuestra mente más ingredientes tendremos para encontrar relaciones y similitudes entre unos y otros. La creatividad no puede surgir de la nada, necesita de conocimientos previos. Tener curiosidad y exponerse a estimulos diferentes cada día nos da más elementos para construir nuestra creatividad.
- Conversa y debate: Aristóteles impartía clases conversando con sus alumnos mientras daban un paseo. Las bondades de este sistema venían de la confrontación de ideas diferentes. La charla y el debate estimulan nuevas asociaciones de conceptos en nuestra mente y la mantienen ágil y despierta. Dedicar un tiempo a contrastar ideas con quienes piensan diferente y estar dispuestos a considerar esas ideas de un modo abierto nos ayuda a aumentar la creatividad.
- No caigas en la rutina: Tendemos a vivir nuestra vida de un modo estructurado, con horarios cerrados y situaciones que se repiten cada día casi sin ninguna variación. Obviamente no podemos prescindir por completo de los horarios, pero cambiar el orden de algunas tareas, renovar el camino que realizamos para ir al trabajo o hacer una receta distinta para la comida nos pueden ayudar a ser más creativos.
- Sal de tu zona de comfort: Pablo Picasso tenía la costumbre de abandonar una técnica artística una vez que ya la había dominado. Llegado ese momento, ya no tenía nada que aportarle, solo quedaba repetirse y eso no ofrece ningún incentivo. Para el artista ese era el momento de fijarse en otra técnica. Para ser creativos hay que arriesgarse y salir de las cosas que hacemos habitualmente.
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