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Perdona, ¿tendrías un cargador para…? Esta situación tiene los días contados. Al menos en Europa, donde en menos de dos años un único cable, el USB C, servirá para recargar prácticamente todos tus dispositivos electrónicos sin importar cuál sea su marca. 

La Unión Europea por fin se ha puesto seria. Tras años de recomendaciones a los fabricantes, que habían caído en saco roto en el caso de compañías como Apple o Microsoft, los Veintisiete han aprobado una modificación de la Directiva de equipos de radio para convertir el USB C en el cable y conector estándar en el Viejo Continente. 

A partir del otoño de 2024, los consumidores ya no necesitarán un adaptador y un cable diferentes cada vez que compren un nuevo dispositivo. Es más, dejarán de venir en la caja para fomentar el uso de los ya existentes. 

La Comisión Europea lleva impulsando este acuerdo desde hace trece años, cuando en 2009 alcanzó un acuerdo voluntario con los principales fabricantes de dispositivos móviles, que permitió reducir de 30 a tres los cargadores existentes: el USB 2.0 Micro B, el USB C y el Lightning, exclusivo de Apple.

Ese pacto, sin embargo, expiró en 2014 y el pasado mes de septiembre el Ejecutivo comunitario lanzó una nueva propuesta que ha dado lugar a la futura norma.

El USB C será el cable de carga universal para teléfonos móviles, tabletas, lectores electrónicos, auriculares, cámaras digitales, auriculares y cascos, consolas de videojuegos portátiles y altavoces portátiles recargables. Los ordenadores portátiles también deberán adaptarse a los requisitos a los 40 meses de la entrada en vigor de la normativa. 

Además, la velocidad de recarga también quedará armonizada para los dispositivos que admiten carga rápida. Algo que permitirá recargar los dispositivos a la misma velocidad con cualquier cargador compatible.

Razones ambientales y económicas

¿Quién no tiene en casa un cajón lleno de cables y cargadores antiguos? En la Unión Europea se generan cada año 11.000 toneladas de desechos electrónicos solo en cables y cargadores que dejan de utilizarse. Muchos de ellos perfectamente útiles pero que caen en el olvido con la llegada de un nuevo dispositivo. 

Los Veintisiete defienden la medida como una apuesta por la conservación del medio ambiente, pero también para fomentar el ahorro económico. Según sus propios cálculos, una mayor reutilización de los cargadores ayudaría a los consumidores a ahorrar hasta 250 millones de euros al año. En Europa vivimos 500 millones de personas y casi todos tenemos al menos un teléfono móvil. 

El aprovechamiento de los recursos forma parte de la estrategia comunitaria para la reducción de emisiones contaminantes. Además, la basura electrónica supone un problema de primera magnitud al que también se busca hacer frente. 

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calculó en 2014 el problema de los residuos electrónicos en 42 millones de toneladas de productos fuera de uso generados en el planeta en ese mismo año. Su tratamiento como residuos supuso un coste de 52.000 millones de dólares, según un informe oficial de la entidad. 

Y la cuenta no ha dejado de crecer desde entonces. En 2018 se generaron más de 50 millones de toneladas de residuos electrónicos, según la propia ONU. De no frenarse la tendencia, Naciones Unidas calcula que la cantidad de residuos se duplicará de aquí a 2050, con 120 millones de toneladas anuales. A todos nos corresponde rebajar esa cifra por el bien del planeta. 

Los residuos electrónicos, además de plástico, contienen importantes cantidades de metales (cobre y silicio, principalmente) que pueden ser aprovechados para no sobreexplotar los recursos de la naturaleza. 

Además, el tratamiento adecuado de estos residuos garantiza que no contaminarán el medio ambiente. Algo que, desgraciadamente, ocurre con demasiada frecuencia. Miles de toneladas de chatarra electrónica son embarcados cada año rumbo a países en desarrollo declarados en la Aduana como productos de segunda mano para sortear la ilegalidad de exportar basura. En su destino, acaban en vertederos ilegales y con tratamientos que no garantizan la correcta separación de todos los materiales aprovechables. 

Por descontado, si tienes cables o teléfonos antiguos en casa, los Agatares te recomendamos que te deshagas de ellos correctamente. Casi todos los comercios del sector de la electrónica tienen buzones para ser enviados a plantas de reciclaje. O también puedes llevarlos al punto limpio de tu ciudad. Nunca deben acabar en la basura común. 

Un teléfono móvil y su cargador.

Un teléfono móvil y su cargador.

¿Qué hará Apple?

Es la gran pregunta que casi todo el mundo que tiene un iPhone se hace al conocer la decisión de la Unión Europea. 

Desde 2012, la compañía de Cupertino introdujo en sus dispositivos el conector Lightning, sucesor de otro más ancho y aparatoso. Y desde entonces se han vendido más de 1.000 millones de teléfonos con la manzana mordida (con otros tantos cables y cargadores). 

La aprobación de la medida forzará a la compañía a aplicar cambios en el diseño de todos sus aparatos, al menos en el Viejo Continente. Cabe la posibilidad de que las próximas generaciones de sus teléfonos y demás dispositivos ‘pasen por el aro’ e incorporen el puerto USB C. O, simplemente, que se suprima en favor de la carga inalámbrica.

¿Cuándo estará lista la norma? Después del receso de verano, el Parlamento y el Consejo deberán aprobar formalmente el acuerdo antes de que se publique en el Diario Oficial de la UE. La medida entrará en vigor a los 20 días de su publicación y sus disposiciones comenzarán a aplicarse a los 24 meses. La cuenta atrás, por tanto, ya está en marcha. 

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