A todos nos gusta pasar el verano en la playa o en la piscina, aunque el tiempo extra que nos concede la temporada estival da pie a cumplir con una serie de ‘obligaciones’ que el resto del año suelen quedar aparcadas.
Los días más largos y luminosos dan de sí para limpiar y ordenar el trastero o el garaje. O para desmontar aquel mueble que ocupa un sitio precioso en el pasillo. También para sacar de las estanterías los discos de música que tu ex nunca vino a recoger…
La ropa de invierno aguarda su turno pacientemente en los armarios, altillos y maletas para que te decidas a usarla cuando vuelva el frío o para descartar definitivamente aquella que ya no te convence. Lo mismo que le sucede a esa raqueta de pádel, colgada del perchero pendiente de que se concrete aquel “a ver si quedamos”.
Hasta hace poco, casi todo lo que salía de estos zafarranchos de limpieza general acababa en el contenedor de la basura. Ya no tiene por qué ser así gracias a las aplicaciones de segunda mano como Wallapop o Vinted que permiten dar una segunda vida a lo que no usas.
Los Agatares hemos utilizado una de estas plataformas y os vamos a contar en esta entrada del blog nuestra experiencia.
La segunda mano es ‘ecofriendly’
Comprar y vender objetos de segunda mano ni de lejos tiene que estar asociado a tener más o menos dinero en la cartera. Al contrario, en un planeta en el que cada vez más los recursos están limitados, reutilizar productos de todo tipo supone darle un gran respiro al medio ambiente.
Según datos de la FAO, en 2018 se produjeron y comercializaron volúmenes récord de productos madereros en todo el mundo. No sólo tableros para muebles, también la pasta de papel o subproductos de todo tipo. Y qué decir del plástico o las telas, con cifras igualmente elevadas. Por tanto, recurrir a la segunda mano puede considerarse a día de hoy casi un acto de rebeldía frente a la vorágine del comprar y tirar.
De hecho, el 43% de los españoles ya contempla la segunda mano en cualquier decisión de compra, según la tercera edición del estudio La Red del Cambio: Un nuevo paradigma en el consumo, donde la consciencia gana al impulso, realizado por Wallapop de la mano de la consultora Kantar.
Wallapop y Vinted, reinas de la segunda mano
Wallapop supera los 15 millones de usuarios y 180 millones de productos subidos a su plataforma de ventas. Es la reina de las aplicaciones de segunda mano y en ella se puede encontrar de todo. Desde muebles para restaurar a objetos de puericultura, coches, electrodomésticos, ropa…
Los responsables de Wallapop están buscando posicionar la aplicación como una comunidad frente al concepto de la segunda mano. Para ello, defienden que cuando un producto cambia de manos, se reestrena.
Vinted, por su parte, está especializada en la compra y venta de ropa de segunda mano aunque cuenta con espacios para objetos de hogar, entretenimiento y mascotas. Opera en 16 países europeos con más de 65 millones de usuarios y la empresa está formada por un millar de trabajadores.
Las dos plataformas tienen un registro sencillo y apenas son necesarios unos cuantos pasos para crear una cuenta y subir un producto para vender o para buscar algo para comprar. Los contactos entre vendedor y comprador se establecen a través de un chat interno de mensajería.
En Wallapop, existe la posibilidad de cerrar el trato tanto en persona como enviando el producto por correo. En el segundo caso, el pago se gestiona a través de una plataforma de la aplicación que “retiene” el dinero hasta que el comprador recibe el objeto y da su visto bueno.
En Vinted, todos los pagos se realizan a través de la plataforma y al tratarse de productos menos voluminosos, da prioridad a los envíos por mensajería.
¿Y cómo gana dinero Wallapop? La plataforma no cobra comisiones a los vendedores particulares, pero ofrece la posibilidad de dar visibilidad a los anuncios pagando una pequeña cuota. A su vez, la app muestra publicidad tipo banner.
Y, claro está, la información también tiene un valor y Wallapop cuenta, gracias a lo que suben sus usuarios, con una base de datos enorme sobre tendencias de mercado, precios, etcétera. Aquello de “si es gratis, el producto eres tú” se aplica en este último aspecto.
Mejora tu experiencia en Wallapop y Vinted
Los Agatares hemos utilizado Wallapop recientemente y tras observar un buen número de anuncios, te proponemos una serie de consejos para mejorar tu experiencia. También son aplicables a Vinted.
- Usa buenas fotos. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Y aquí esta expresión cobra su máximo sentido. Procura tomar unas buenas fotos de los objetos o prendas que pretendas vender. Busca varios ángulos y que el elemento sea el protagonista de la imagen colocándolo junto a una pared blanca o similares.
- El estado importa. Sé honesto con el estado de lo que vendes. Pero, además, preséntalo en buenas condiciones. Si es ropa, sin arrugas ni manchas. Y en el caso de objetos, que se vean limpios y cuidados.
- Describe pero sin pasarte. Sé preciso y detallado a la vez. Aporta medidas si son relevantes (muebles) o el número de modelo si es un electrodoméstico o aparato electrónico.
- Deja claro las condiciones de recogida o envío. En el caso de muebles, esto es muy importante para evitar malos entendidos. Una coletilla habitual para objetos voluminosos suele ser “el transporte corre por cuenta del comprador”.
- Valora tus transacciones. Tanto en Wallapop como en Vinted existe la opción de hacer una reseña del vendedor y del comprador. La mayoría de los usuarios destaca del resto si son amables, puntuales o si los objetos vendidos se corresponden con el estado real. Tómate unos minutos en valorar tus transacciones, porque así posiblemente consigas que la otra parte también lo haga (si no lo hizo antes). Y cuanto mejor logres que sea tu reputación, que te concedan las cinco estrellas, mejor posicionado estarás en la plataforma.
Unos consejos para evitar disgustos
Hasta ahora, todo lo que hemos comentado de estas aplicaciones es generalmente positivo. Pero como la picaresca acecha, nunca están de más una serie de consejos para evitarte algún dolor de cabeza. A modo de resumen: como todo en la vida, utiliza el sentido común.
- ¿Dónde quedamos? Una de las principales dudas a la hora de utilizar Wallapop o similares es dónde verse para cerrar un trato. A ser posible, concierta la cita con tu posible comprador o vendedor en un espacio público al que se pueda llevar el objeto fácilmente. Por ejemplo, en la puerta de algún edificio público o un centro comercial. Y si te sientes más seguro, ve con compañía.
- No metas a nadie en casa. Salvo que sea imprescindible, no quedes en tu domicilio o en tu trastero. Recuerda que aunque hayas establecido contacto y cierta confianza, quien está al otro lado no deja de ser un extraño que puede obtener todo tipo de información sobre tu casa con solo echar un vistazo. A menos que sea un objeto muy voluminoso (un sofá o similares), como alternativa puedes bajarlo al portal. Al menos así tu comprador no sabrá si el mueble ha salido del primer o del quinto piso.
- No des tu número. Establece todos los contactos a través del chat de la aplicación, de manera que si algo no va como esperabas, puedas tener toda la información recopilada en un mismo sitio y con la posibilidad de reportarlo a la plataforma. Y de bloquear, llegado el caso.
- No cuentes tu vida. Un par de comentarios inocentes como que estás haciendo reformas en casa o que ya no necesitas la ropa de tus hijos porque no viven contigo da bastante más información de la que piensas. Mide tus palabras.
- No te excedas. Aunque seguramente hay quien haya encontrado el amor vendiendo el jarrón de la abuela, Wallapop no es el sitio para según qué proposiciones. Si quieres ligar, descárgate Tinder.
- Jamás adelantes dinero por un trato a un particular. El vendedor amabilísimo que contestaba al segundo puede esfumarse por arte de magia o la foto del brillante mueble puede tener más filtros que las fotos de las Kardashian. Las plataformas de pago seguro como la que ofrece Vinted suponen una doble red.
- Si está sin abrir, pide el tique. Hay muchos vendedores que mercadean con productos de reestreno. Si es así, nunca está de más pedir el tique para tener la garantía y para asegurarnos del origen lícito de los productos.
Si todavía no lo has hecho, rebusca a tu alrededor todo aquello que ya no utilizas y concédele una segunda oportunidad. Tu bolsillo y el planeta lo agradecerán.
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